El modo más eficaz de cortarle las alas a un niño es la ausencia total de reglas de adultos. Por castrante que sea una regla de adulto jamás deja de producir, en algún nivel, el más profundo de los efectos que puede deseársele a un niño: la creación del deseo. Si al agua se le pone delante un paredón monstruoso al menos se crea un dique con toda una potencia deseante de vencer el paredón y eventualmente, de algún modo, podrá derrotarlo. Si al agua se le quita delante todo obstáculo el agua se distribuye mansamente en la planicie, perdiendo toda ulterior capacidad para vencer cualquier obstáculo, sirviendo finalmente nada más que para ser agua podrida o evaporada por el sol.
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