La originalidad del actus essendi. Cornelio Fabro.

 

1. LA ORIGINALIDAD DEL ACTUS ESSENDI

 


Fue dicho egregiamente, primeramente por el Padre Lobato, Maestro en Sacra Theologia, después por Mons. Sánchez; fue puesto de relieve la originalidad de Santo Tomás. Pero es mi impresión, y se los digo con mucha humildad, con mucha cariño, es mi impresión que tal vez estemos apenas al inicio del trabajo de profundización, no digo antropológico, sino de profundización veritativo de Santo Tomás. Este espíritu, podríamos decir, gigante de la historia de la humanidad, ha resuelto -observad que los términos son impropios-, ha resuelto, hoy dicen ha esencializado, -tampoco este término es muy acertado-, ha penetrado, o si preferís un término que me agrada mucho más: ha hecho reducción al fundamento. El método del análisis metafísico es la reductio al fundamento. El fundamento es el acto. Dios es acto, es claro, y nosotros estamos en la verdad en cuanto nos ponemos en acto: acto de la libertad de la verdad y de la verdad de la libertad.

 

Quisiera entonces tocar tres puntos, solo tres puntos.

 

El primero fue esclarecido suficientemente, aunque no alcanzaría toda una vida para ello: la importancia que tiene en la estructura del pensamien­to de Santo Tomás la noción de participación. La misma noción de acto se dinamiza, se desarrolla, se va elaborando gracias a la noción de participación. Y viceversa. El acto mismo es percibido en su última cualidad metafísica, es percibido al fondo, en el fundamento, en el origen, en la generación intrínseca que tiene como acto de ser. Esta es la primera observación de la cual se ha hablado mucho. Yo tengo un estudio sobre la participación y por lo tanto no me detengo en ella.

 

Llegado a este punto debo hacer una observación polémica, por la cual ya les pido disculpas porque es una observación que, desgraciadamente, va contra el pensamiento generalizado. La semana pasada he recibido un gran volumen «Persona y Acto». En este volumen se retoman las reflexiones sobre «Persona y Acto» de un gran maestro de la fenomenología contemporánea de la escuela polaca, en aquel entonces profesor en Lublin, actualmente en otra posición -vosotros ya habéis entendido de quien hablo-.


Bien, francamente, aquí delante vuestro… -y no quiero excusarme, no quiero compasión, mi meto a la vostra mercede, se decía en italiano antiguo -, no estoy de acuerdo con aquella posición. La prioridad no pertenece a la persona como tal. Como he dicho la prioridad pertenece al acto, al acto de ser. Y en cuanto el espíritu finito, tanto el ángel como el hombre, tiene una forma pura, una forma espiritual, he aquí que rechazan la particularidad y tocan lo infinito. Observad el término attingere; attingono l’infinito. Por lo tanto estoy convencido que la vía fenomenológica no es suficiente para fundar la metafísica. He dicho todo.

 

 


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